Capitulaciones de Santa Fe (1492)

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Clasificación

Nos encontramos ante un fragmento de las “Capitulaciones de Santa Fe” , texto de naturaleza jurídica, debido a los capítulos, que podríamos definir como concesiones, que establecería la Corona bien contra Estado como capitulante, o en su defecto con algún tipo de particular en virtud del servicio prestado a la primera.

Podemos atribuirle una naturaleza primaria, en el que se establecen y reparten las futuribles ganancias y prebendas del viaje hacia las Indias, que corresponderían a Cristóbal Colón y sus herederos, y por su parte a los Reyes Católicos.

Así mismo, podemos decir que la redacción de éste se atribuiría a Juan de Coloma, quien aparece citado en repetidas veces en el documento, ostentando el cargo de secretario del Rey.

Análisis

Es bastante destacable el tiempo verbal, en pretérito perfecto, con el que debería referirse a los territorios que habrían de ser descubiertos, “de lo que ha descubierto en las Mares Océanos”, lo que ha motivado varias interpretaciones debido a que podría inducir a un “pre descubrimiento” de América, otros,  entre las que podemos citar que se encuentra la postura recogida en la descripción del documento a raíz de su declaración como Patrimonio de la Humanidad en el 2007, aducen que haría referencia a los planteamientos meramente teóricos elucubrados por Colón para su viaje a Oriente a través de rutas por Occidente, en este mismo sentido, este tiempo verbal será modificado, por insignes estudiosos de la América de la conquista y colonización hispana, como Bartolomé de las Casas, que empleará “ ha de descubrir”.

“don Cristóbal Colón su almirante en todas aquellas islas y tierras firmas, que por su mano o industria se descubrirán o ganará en las dichas Mares Océanos para durante toda su vida y después de la muerte, a sus herederos y sucesores

La importancia de este fragmento reside principalmente, en la concesión del cargo de Almirante, y al título que añade en el tercer párrafo “ Virrey y Gobernador General en todas las tierras firmes e Islas”, en primer lugar, debido al alto rango y consideración de los títulos otorgados, Almirante, cuya posesión como indica en el propio texto correspondía a don Alfonso de Enríquez, hijo ilegitimo de Alfonso XI, y a los sucesores de éste, convirtiéndose en un cargo patrimonial de los Enríquez y perdiendo progresivamente su importancia militar, especialmente por la sustitución de galeras reales por embarcaciones a vela financiadas por particulares, por igual, podría entenderse que concedería esta prerrogativa marítima a Colón y su herederos, sobre estos imprecisados nuevos límites de la Corona, de forma divisible y distinta, al almirantazgo de Castilla, que como venimos indicando pertenecería a los Enríquez. Aunque de forma lógica, la propiedad y soberanía en ultimo termino correspondería a los Reyes Católicos, como así deja claro la intitulación como “Señores que son de las dichas Mares Océanos”.

Continuando con la concesión de honores que realizan Isabel y Fernando a Colón y sus sucesores, se encuentran los cargos de Virrey y Gobernador General sobre los territorios conquistados. Ambos tendrán un desarrollo fundamental como instituciones de representación política en el desarrollo político de la América Hispana, especialmente el primero, podemos citar su origen en el organigrama burocrático aragonés, como representante del rey, y con amplias funciones delegadas para poder asegurar la funcionalidad del poder real en los puntos más alejados de la Corte, de cuya experiencia se servirán posteriormente para su implantación en los territorios americanos, en cuanto al segundo, Gobernador General, podemos decir que jugarán un papel esencial especialmente durante los procesos de conquista del Nuevo Continente, aproximadamente hasta 1570, y que posteriormente ostentaría Colón, como Gobernador General de La Española hasta su destitución.

En el cuarto párrafo atendemos a un reparto de “cualesquiera mercadurías, sean perlas, piedras preciosas, oro, plata, especiería y otras cualesquiera cosas y mercadurías de cualquier especie”, correspondiendo a Colón, la decima parte de todas ellas, quedando el resto para la Corona, esta ambición en especial de metales preciosos, encarna el modelo económico imperante durante el surgimiento de las monarquías autoritarias del siglo XV, el mercantilismo, modelo que estimará la bonanza económico de un reina y sus súbditos, en función de la cantidad de metales preciosos existentes en las arcas reales, y que en buena parte, constituirán la mayor parte de las exportaciones americanas, debido a factores como los altos costos derivados del traslado de otro tipo de mercancías, por igual, se desvela la voluntad de tratar de llegar hacia las “especierías” en Oriente, que desde la caída de Constantinopla en manos turcas a partir de 1453, dificultando o imposibilitando la ruta terrestre, y en cuyas nuevas posibilidades ya estaba trabajando Portugal.

Podemos extraer una conclusión principal del análisis textual del fragmento, ésta sería el alto grado de satisfacciones que demuestran los Reyes Católicos ante una concesión, como en este caso son las capitulaciones con Colón y sus descendientes. Especialmente, la concesión de títulos de la importancia como el almirantazgo, en orden vitalicio y hereditario, y otros a Colón como el virreinato o gobernaciones generales, lo que incluso podría llegar a contradecir los principios de la monarquía autoritaria, entre ellos el mayor control de la monarquía sobre el resto de los poderes. Posiblemente, uno de los factores que expliquen este estado de cosas, sea la falta de confianza que especialmente Fernando tenía en la empresa colombina, dándose posteriormente un largo proceso de pleitos y licitaciones, desde la destitución de Colón como Gobernador de La Española acusado de mal gobierno, aproximadamente durante su tercer viaje, y fracaso del cuarto, que posteriormente será continuado por sus sucesores, entre ellos Diego Colón, a quién le será reconocido el almirantazgo y la gobernación de la isla caribeña de Jamaica. Este proceso, será conocido como los pleitos colombinos, y se reducirán al intento de la Corona y demás interesados, en tratar de romper el monopolio que por las Capitulaciones de Santa Fe (1492), les fueron concedidas a Colón y sus descendientes.

Por último, debemos indicar por igual lo inusual del tipo de contrato empleado por los Reyes Católicos, y que también jugará una importante baza de parte de los descendientes de Colón para defender su “monopolio” americano, pues podríamos decir que se trataría de un acuerdo establecido por así decirlo, entre iguales, que distarán bastante de las concesiones “graciosas”, y por tanto revocables, que se desarrollaran con posterioridad, la explicación de este hecho, nuevamente, pudiera residir en las pocas expectativas que en un primer momento preveía la aventura de Colón.

Comentario

Estamos ante un documento de una talla excepcional para comprender el devenir de la Historia, pues más allá de la disputa historiográfica y por tanto reciente, de si se ha de tomar la caída de Constantinopla en 1453 o en su defecto, el descubrimiento de América en 1492 como fecha de inicio de la Edad Moderna, algo que si podemos afirmar es que estamos ante el inicio, de un contacto cultural estable, y de cuya interrelación se experimentarán procesos de cambio en ambos sentidos, pero que dejaron una especial impronta al otro lado del Atlántico.

Se trata de un proceso largo, en el que por trazar algún tipo de acotamiento como precedente, podemos situarlo en los comienzos de la navegación Atlántica, ciertamente serían los genoveses aquellos que comenzarían a sumar en este proyecto, desde los hermanos Vivaldi cuya expedición no llegó a buen puerto, posiblemente, debido a la bisoña experiencia en cuanto a la adecuación de las naves mediterraneas para la navegación oceánica, mejor fortuna tuvo Lanzaroto Marocello, quien a principios del siglo XIV arribaría a la isla de Lanzarote, a la cual daría nombre.

Posteriormente, habría de ser el litoral reino de Portugal aquel que se convirtiera en el protagonista de la navegación atlántica, debido a varios factores que le llevarían a desplazar a competidores, como Génova, en relación con la gran cantidad de recursos de todo tipo necesarios de movilizar para efectuar este tipo de empresas, que únicamente parecía viable para las en aquel entonces monarquías autoritarias, y no para ciudades-estado.

Una vez concluido su proceso de conquista sobre los antiguos territorios de Al Ándalus, con anterioridad a sus vecinos reinos peninsulares en torno al siglo XII, concentró sus esfuerzos en estas empresas marítimas, que adquirirán una particular significación a partir del reinado de Enrique I el Navegante, cuyo sobrenombre le vendrá dado a partir de importantes medidas, como la fundación de las escuela náutica de Sagres, que sin encontrar su materialización en algún tipo de institución física determinada, respondió a la coincidencia en esta citada ciudad del Algarve de Portugués, desde cartógrafos hasta pilotos, que posibilitaron la expansión portuguesa por el Atlántico por Ceuta en 1415, las islas Madeira, Azores y Cabo Verde.

Como afirmaría el hispanista Pierre Chaunu, estas empresas marítimas portuguesas constituirían un autentico “banco de pruebas” de la navegación Atlántica. Circunstancias, a las que tampoco sería ajena Castilla y ya desde comienzos del siglo XV comenzaría a mostrar interés por este tipo de avatares, comenzando la conquista de las Islas Canarias que delegaría en un principio en normados como Juan de Bethecourt, Gadifier de la Salle y por peninsulares, como Pedro de Vera.

A finales del siglo XV se darán una serie de circunstancias de diversa coyuntura que coincidirán y en buena parte posibilitaran este tipo de proyectos descubridores, de tipo económico, como un creciente aumento demográfico que no se correspondió con los recursos disponibles, la caída de Constantinopla en manos turcas desde 1453 y la necesidad de buscar rutas orientales distintas a las terrestres, o ideológico-políticas, como el ideal de cruzada, evangelización y el consiguiente enriquecimiento, la culminación del proceso de reconquista castellano a partir de 1492, o de índole científico-tecnológica, como la mejora de las embarcaciones, así como de los conocimientos geográficos y cartográficos, especialmente estos últimos serán los que permitirán apoyar las investigaciones de Cristóbal Colón, pues partiendo de la base fundamental que para su teoría fue la esfericidad de la Tierra, para así establecer una ruta alternativa para llegar hasta las Especierías y apoyándose en tratados como Historia rerum ubique gestarum del Papa Pio II, la Imago Mundi del cardenal y teólogo francés Pierre d’Ailly o en la correspondencia y mapas de Paolo dal Pozzo Toscanelli, presentó por primera vez su proyecto ante Juan II, que le sería denegado al parecer por incoherencias y errores de calculo en el planteamiento de su proyecto, posteriormente lo intentaría en Castilla, inmersa en plena Guerra de Granada (1482 1492) fue por igual desestimada su propuesta, regresando a Portugal por segunda vez, donde su coincidencia con Bartolomé Díaz, quien en 1487 había conseguido encontrar el fin del continente africano y con ello el acceso hacia Oriente circunnavegando la costa africana para la corona portuguesa, le aseguraría un rotundo rechazo.

Nuevamente regresará a Castilla, concretamente al recién conquistado Reino de Granada, donde finalmente le será aprobado su proyecto, cuyas condiciones quedarían estipuladas por el documento en cuestión, “Las capitulaciones de Santa Fe”, establecidas entre Castilla y Cristóbal Colón, quedando al margen de esta empresa el reino de Aragón, más interesado en el Mediterráneo.

A tal efecto, le serían concedidas tres naves, la Pinta, la Niña y la Santa María, unos dos millones de maravedíes y una tripulación que fue eminentemente reclutada por los hermanos Pinzón, compuesta por unos 90 hombres, éstos zarparían del puerto de Palos de la Frontera en el mes de agosto de 1492, llegando en torno a septiembre a las Islas Canarias, y tras una serie de motines y negociaciones, finalmente conseguirían arribar a la isla de Guanahaní o San Salvador el 13 de octubre de 1492.

Posteriormente, se adentrarían en la Isla de la Española donde podemos indicar que se produjo la primera fundación hispana en América, el fuerte de Navidad, donde dejarían a una treintena de peninsulares, que serían completamente diezmados por los nativos debido a las tensiones surgidas entre ambos pueblos, lo cual tuvo una importante repercusión en la concepción de estos territorios por parte de los Reyes Católicos, de forma paralela, el resto de la expedición acometió el retorno, que concluiría en marzo de 1493.

Colón comunicaría el descubrimiento de estos nuevos territorios a Isabel y Fernando, en la conocida como “Carta de Colón”, produciéndose la entrevista entre ambas partes en Barcelona. Como consecuencia, los Reyes Católicos pusieron al tanto al papado de los nuevos hallazgos perpetrados en lo que fue el primer viaje de Colón, concediéndole el papa borja Alejandro VI una serie de tratados, las bulas alejandrinas, entre ellas una breve y una bula menor inter caetera en 1493, por las cuales se les hacia señores de todos estos nuevos territorios, teniendo como única contraprestación la evangelización de estos “indios” para la fe católica.

Además, en esta última se establecía una línea de demarcación o de repartición de los territorios implicados, Portugal y Castilla, que se situaría a unas 100 millas de las Islas Azores y Cabo Verde, quedando su margen Occidental para Castilla y el Oriental para Portugal, estas fueron una serie de concesiones que no fueron aceptadas por Portugal, ya que desde la firma del Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479) se veía como potencia de la navegación atlántica y de estos dominios, pues únicamente le concedía a Castilla el control sobre las Islas Canarias, despertando un autentico recelo en primer lugar, los descubrimientos realizados por Colón, seguidos de una disconformidad ante el reparto establecido por Alejandro VI.

Por tanto, las 100 millas que fueron dispuestas en la bula menor inter caetera, serían ampliadas hacia unas 370 millas al oeste de las islas de Cabo Verde, planteamientos que fueron nuevamente recogidos en el Tratado de Tordesillas de 1494, y por la cual, quedaba Brasil para la Corona de Portugal.

De forma paralela a estos acuerdos, se producirán otros viajes colombinos, que ascenderán hasta cuatro, falleciendo finalmente Colón en 1504. Podemos destacar, que será especialmente en el segundo éstos cuando se percaten realmente de la importancia e inmensidad de los territorios descubiertos, que abarcará desde 1493 a 1496, a pesar de que la certificación de que realmente se trataba de otro continente se le atribuya a Américo Vespucio o incluso a Vasco Núñez de Balboa quien encontrará el paso hacia el Pacífico, por igual podemos indicar, que a partir de este momento la Corona tratará de romper la situación de privilegio que le fue concedida tanto a Colón como a sus descendientes, lo que dará lugar a los llamados pleitos colombinos.

Como conclusión, a partir de este momento comenzaría el proceso de conquista del continente americano, en el que se partirá desde la zona de las Antillas para así posteriormente pasar a la tierra firme, en el que encontraran grandes imperios y civilizaciones, como son la maya y la azteca, que se extendieron a lo largo del actual México y los diversos Estados que componen América Central (Guatemala, Honduras…etc.), o el Inca, en la región de los Andes, con amplias posibilidades de recursos económicos para explotar (agrícolas, ganaderos, mineros…etc.) y densamente poblados.

Se tratará de un proceso que aproximadamente se extenderá hacia la década de 1560/1570, y que posteriormente iniciará una fase nueva, la colonización, mediante la cual se establecieron los resortes administrativos y burocráticos peninsulares sobre estos nuevos territorios (virreinatos, gobernadores generales, cabildos…etc.), además se les dotaran de una serie de leyes, las de Burgos de 1512 y las Nuevas de 1542, cuyo objetivo era defender a los ahora nuevos súbditos de la corona castellana de los abusos y explotación cometidos por los encomenderos, cuyos trabajos forzados a cambio de ser evangelizados de forma conjunta a las enfermedades, diezmaron a la población nativa, este proceso de asimilación cultural entre ambos mundos, hubiera resultado del todo impracticable sin la labor evangelizadora de la Iglesia, en un primer momento, a cargo de los dominicos y posteriormente desde mediados del siglo XVI sería compartida con los jesuitas, y sus famosas reducciones.

En lo social, podemos decir que éstas se caracterizarían por el mestizaje, entre hispanos, nativos y población negra, traída desde África, aunque se tratará de una sociedad marcada por la desigualdad racial, pues tanto las estructuras económicas como políticas serán copadas por el sector criollo, o descendiente de españoles, que se mantendrán en el poder hasta la llegada de las ideas ilustradas, y con ello los ideales de independencia de la metrópoli, y en adelante a partir de la formación de Repúblicas en estos territorios.

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