Grupo escultórico egipcio: Rahotep y Nofret (2600 a.C.).

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FICHA TÉCNICA

Nombre: Rahotep y Nofret. Escultura que representa a una familia aristocrática egipcia, familia del faraón.

Autor: desconocido

Lugar y fecha de ejecución: Mastaba de Rahotep en Meidum. Comienzos de la IV Dinastía (2600 a.C. aproximadamente)

Dimensiones: 121 cm.

Material: Caliza policromada.

Técnica: talla en piedra.

ANÁLISIS FORMAL.

  1. Vistas principales. Frontalidad.

Se trata de una escultura exenta. Realizada en piedra caliza y trabajada en cuerpos independientes. Concebidas como un conjunto escultórico. La presencia del bloque de piedra a partir del cual fue realizada es muy importante ya que los dos cuerpos se encuentran fuertemente sujetos a la masa cúbica de las sillas de piedra estucada y pintada en color blanco. Dispone de una zona para reposar los pies, escabel,  y en la zona superior se hallan una serie de inscripciones jeroglíficas, con el nombre y los títulos de los protagonistas.

La vista principal de la escultura es la frontal. Presenta frontalidad estricta ya que los aspectos fundamentales de la escultura aparecen en su parte anterior. La  cabeza y el cuerpo están alineados hacia el frente. La mirada se encuentra fija hacia adelante, como mirando al infinito, acentuando la frontalidad. Este grupo escultórico fue diseñado para ser adosado al muro, para ser visto de frente. Ocuparía la capilla del serdab, donde el ka y el ba del difunto podrían reconocer en la escultura un nuevo soporte para la vida de ultratumba.

  • Relación entre el volumen y las áreas vacías. Valores positivos y negativos del espacio.

El aspecto de la escultura es absolutamente compacto. Predominan los espacios positivos o convexos. Los espacios cóncavos son poco profundos. La escultura forma parte de un único bloque que evita cualquier saliente que pudiera romperse con facilidad. La consecuencia es una sensación de rigidez manifiesta, puesto que todos los miembros del cuerpo se adaptan a ese perfil volumétrico, pero también de una gran monumentalidad por su masa y su tamaño.

  • Composición.

Como en la mayoría del arte egipcio, en esta obra se impone la simetría (ley de la simetría), la axialidad. El eje central vertical divide prácticamente a las dos esculturas en dos partes iguales. La misma frontalidad antes explicada contribuía a componer la estatua en dos mitades equidistantes, lo que unido al sentido del bloque y la rigidez de la pieza le otorgaba esa simetría que igualmente las caracteriza.

La sensación es de una gran pasividad, percepción inmediata de un bloque muy geometrizado y compacto. Rahotep y Nofret constituyen un sólido bloque calcáreo, aunque se trate de dos piezas independientes. Ambos están sentados sobre sillas que se simplifican en meros ángulos geométricos y manteniendo esa rigidez pétrea de la estatuaria egipcia con los hombros angulados, las piernas juntas, los brazos pegados al cuerpo y la mirada al frente.

  • Figuras.

Proporciones.

La figura humana se encuentra idealizada. La expresión de las figuras solía elevarse sobre la condición humana y asumía un sentido hierático, distante, frío y carente de emoción, lógico considerando que se trataba de representaciones de personajes con un carácter divino. A pesar de todo, esta obra, por no tratarse de una representación de la realeza, tiene un mayor grado de naturalismo que las demás esculturas de esta primera etapa del Imperio Antiguo. En primer lugar, por el tratamiento del color, que era más habitual en las piezas de la escultura popular que en la oficial. Rahotep aparece representado en un tono rojizo y Nofret con una tez blanquecina, lo cual nos indica la diferencia de sexo y rango, pero también hace más próximas y reales las figuras.

En segundo lugar, están los aditamentos que completan la representación de las figuras. También la expresión resulta más realista que en otros casos, sobre todo gracias a los recursos que denotan la condición social de la pareja: las pelucas, el maquillaje con el kohl que utilizaban y el tratamiento dado a los ojos de ambos personajes, realizados con incrustaciones de cuarzo, lo que también contribuye a su mayor realismo. Un último elemento sería el que tímidamente rompe la absoluta rigidez de la obra y su simetría, la posición del brazo en ángulo de Rahotep y su puño cerrado, símbolo de su poder.

Por otro lado, las proporciones de la figura humana se ajustan a ciertas reglas estrictas. Así, por ejemplo, el puño se inscribía en un cuadrado y la altura de la figura estando de pie alcanzaba 18 o 21 cuadrados, dependiendo de la época. Recordemos que, poco después, los griegos también esculpirán sus dioses y héroes siguiendo una proporción (antropometrismo, canon de las 7 cabezas de Policleto o de las 8 cabezas de Lisipo, con la intención de representar la belleza, el orden y el equilibrio propios de la escultura griega clásica).

Iconografía.

Las estatuas pertenecen a un matrimonio. Rahotep es considerado como hijo de Snefru y fue un personaje de gran influencia política, lo mismo que su mujer. Por tanto, no es extraño que contaran con una mastaba propia con retrato funerario. Rahotep está concebido como uno más dentro de su clase: faldellín corto, de lino y un finísimo collar sujeto al cuello, probablemente un amuleto. Nofret, también en posición sedente, por su calidad de mujer de alta posición social, está representada de modo ostentoso: un rico collar se ajusta alrededor del cuello y se expande en abanico sobre el pecho; abultada peluca que cae a los lados de la cara; una ancha banda a modo de diadema, con dibujos de flores sujetas al pelo.

Las formas representativas del arte egipcio adquieren un carácter definitivo hacia los comienzos del periodo dinástico y los cambios artísticos a través de los distintos periodos reflejan los cambios producidos en la sociedad. La mayoría de las obras egipcias tuvieron una función, bien fuesen como objetos cotidianos o, por lo general, como objetos reservados dentro de un contexto religioso o funerario. Habitualmente la escultura constituye el doble en el que se tenía que encarnar el difunto. Es un arte que quiere garantizar una vida más allá de la muerte. En consecuencia, las características artísticas de estas obras están condicionadas inexorablemente por esta función religioso-funeraria.

Conclusión.

En definitiva, la escultura se componía siguiendo un canon geométrico que demostraba cómo en el tercer milenio a. C. los artistas tenían perfectamente sistematizado el canon armónico de los 18 puños, la ley de la frontalidad y la visión rectilínea. Durante la IV Dinastía, época a la que pertenece la escultura, las técnicas de trabajo de los escultores egipcios, así como los estereotipos formales y los recursos iconográficos están plenamente asentados y se mantendrán inalterables durante siglos. Características como el hieratismo y la frontalidad permanecerán inmutables durante tres milenios, salvo el revolucionario proceso creado por Amenofis IV (Akenaton) en Tell-Amarna en el Imperio Nuevo, proceso que se mantuvo mientras el faraón estuvo en el poder, puesto que posteriormente se volvieron a introducir las arcaizantes y conservadoras formas tradicionales de la escultura egipcia. Decir, por último, que en la época Ptolemaica las características del arte y de la escultura griega van a mezclarse con lo propiamente egipcio, dando lugar a una escultura realista. Lo mismo ocurrirá con Roma (recordemos las momias de El-Fayum, auténticos retratos realistas del difunto realizados en madera, policromadas y con gran detallismo y representando fielmente los rasgos del muerto).

     Según la normativa vigente, esta escultura egipcia podría trabajarse en 1º de la ESO y en Historia del Arte de 2º de Bachillerato. RD 217/2022 y RD 243/2022.

Oposiciones de Geografía e Historia. Prácticas.

Grupo escultórico egipcio: Rahotep y Nofret (2600 a.C.).